La memoria muscular y la auditiva son imprescindibles a la hora de tocar de memoria, pero debe de ir acompañada de un aprendizaje y entrenamiento consciente. Aquí os explicamos otros tipos de memoria y ejercicios para desarrollarlas.

Muchos alumnos que empiezan a tocar un instrumento tienen una memoria asombrosa, pero debemos tener cuidado con ese tipo de memoria.

En general cuando un alumno empieza a tocar, la lectura musical es muy tediosa y no lee con soltura, el cerebro para ahorrar esfuerzos decide utilizar otros recursos como la memoria muscular, de tanto repetir el cuerpo lo aprende, y aplica también la memoria auditiva.

¿Para qué tocar de memoria?

Tocar de memoria nos ayuda a prestar más atención visual y espacial del instrumento y nos permite liberar de la preocupación de la lectura de la partitura, trasladando el punto de atención a la música misma, llegando a adquirir una mayor comprensión de la obra y convicción en nuestra interpretación.

Tipos de memoria.

La memoria muscular es una de las primeras que se adquiere debido al estudio constante, ahora bien, debemos de apoyarla con otras memorias como la memoria auditiva interna, la memoria visual de la partitura, de las posiciones relativas al instrumento y de la digitación, la memoria analítica y la memoria táctil.

Técnicas.

Algunos de las técnicas que os proponemos son:

  • Tocar la música o cantar mentalmente sin emitir ningún sonido al exterior, reforzando la memoria auditiva interna.
  • Decir en voz alta la nota siguiente, o notas siguientes en el caso de los acordes, antes de tocarla/s, de esta manera nos anticipamos a lo que vamos a tocar intelectualmente y muscularmente.
  • Detenerse en algún punto de la obra, continuar mentalmente, por ejemplo, dos compases y retomar desde ahí
  • escribir la obra completa.
  • empezar a tocar desde cualquier movimiento.
  • analizar datos armónicos y estructurales.
  • instaurar la memoria táctil, una memoria emparentada con la memoria muscular, pero es la memoria del “sentir” los movimientos propios con el instrumento y las sensaciones táctiles propias de tocar el instrumento.
  • Podemos examinar los intervalos de cada línea concentrándonos en el sonido y en el marco teórico- tipo de escala, acorde- pensar en la línea sin tocar ni cantar, luego pensarla mientras se toca y se canta.
  • Encontrar las progresiones de los acordes básicos y tocarlos en diferentes tonalidades, volver a tocarlos en la tonalidad real y asimilar la armonía y comprender que quería decir el compositor.
  • Improvisar con los acordes básicos.
  • Apoyar y verificar los pasajes problemáticos con los recursos anteriores.

Entrenamiento diario especifico.

Tocar de memoria para algunas personas es muy difícil, pero antes de etiquetarse  “Yo no puedo tocar de memoria”, es importante preguntarse cuanto tiempo de estudio a la memoria le dedica diariamente.

Se dice que la memoria es un músculo y yo les animo a entrenar dedicándole 15 minutos diarios.

Le recomiendo que empiece con dos compases y al día siguiente vuelva a practicar los mismos, con las mismas técnicas, como si no lo hubiese hecho antes, al tercer día tardará menos y podrá dedicarle 5 minutos a dos compases nuevos, y así sucesivamente.

Llega un momento en el que el instrumento, la música y usted se convierten en Uno.

 

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